Emprender con mentalidad de emprendedor

Cada vez son más personas las que deciden ser emprendedores, pero ¿tienes mentalidad de emprendedor?

Si tu respuesta es sí, ¡enhorabuena! Seguramente te has estado entrenando o te estás entrenando a fondo para ello.

Si tu respuesta es no, ¡enhorabuena! Estás en racha de buena suerte, pues si decides serlo, este es el momento más oportuno. ¿Qué te es imprescindible para ello? Aprender.

Éste es el momento más oportuno porque el concepto de trabajo ha cambiado, y para ello cuentas en la actualidad con una gran cantidad de información y de formación de calidad que te ayudarán a iniciar tu carrera profesional con éxito. Además, te puedes ayudar de coaches o consultores bien formados que serán una buena guía en esta carrera emprendedora.

Pero quiero hacer un breve repaso por la historia para que entiendas por qué hemos llegado a este momento, en el cual, se buscan otras oportunidades diferentes de empleo y por qué muchas personas no están preparadas para emprender un negocio sin un aprendizaje previo.

Han habido varias épocas en la historia que desembocaron en una gran crisis económica que nos ha llevado aprender a hacer las cosas de otra manera y a cambiar la forma de pensamiento.

¿De dónde venimos?

De la época agraria, donde la gente se desempeñaba como empresaria en pequeños negocios, mediante oficios que se aprendían en el linaje familiar, se pasó a la era industrial donde se pasó a tener mayoritariamente un empleo en cadena.

¿Sabes de dónde viene la instrucción de la era industrial?

Nace en Prusia, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, de la filosofía de la escuela pública obligatoria, que se crea con el fin de evitar las revoluciones que sucedían en Francia. Se basaba en el modelo espartano: obediencia, disciplina y régimen autoritario.

Educadores de Europa y América visitaron Prusia para capacitarse y con el paso del tiempo, el modelo se implantó a nivel internacional.

El propósito inicial de escuelas públicas, no estaba inspirado en los niños ni en los intelectuales. Y no fue creado para los soñadores, ni para los que rompen las reglas, ni para los que se equivocan al ejecutar las tareas. Fue inventado para crear naciones llenas de adultos que hicieran su trabajo de manera obediente en la línea de producción de la fábrica para el futuro de la economía del país.

Enseñar a los niños a sentarse en línea recta, y los horarios las entradas y salidas con el sonido de las campanas no era por casualidad, como tampoco lo era castigar a los que no estaban conformes, era intencional. Estas eran las habilidades que se necesitaban para después unirse a la mano de obra.

Era un método para convertir  trabajadores para el futuro de la economía de los diversos países. Y entonces funcionó.

Esto llevó a varias generaciones de trabajadores productivos y ocupados.

Pensiones por jubilación

También la idea de las pensiones por jubilación vino del sistema prusiano: que sugería la edad de 70 años. Prometía una pensión garantizada cuando cumplieran esa edad porque no era un riesgo económico demasiado grande para su gobierno, ya que la expectativa de vida del prusiano promedio era de 45 o 50 años.

En la actualidad, hay gente que llega a vivir hasta 80 o 90 años, y esa misma promesa podría llevar a la quiebra a los gobiernos en las próximas generaciones.

El obsoleto «empleo para toda la vida”

En las décadas de los sesenta y setenta, en los EEUU y en Europa, las grandes compañías establecieron el concepto de “un empleo para toda una vida” como el broche de oro de la seguridad laboral. La cuestión es que muchas de estas empresas empezaron a decaer y muchos años después, aquellos planes se acabaron.

En el pasado las personas obedientes que hacían lo que les decían sin preguntar, eran recompensadas por trabajar duro y dejar sus sueños de lado para conformarse, a algunos se les dieron trabajos muy bien pagados, puestos de responsabilidad y carreras laborales a largo plazo, se les garantizaban pensiones y otros muchos beneficios. Promesa de que siempre se les cuidaría y así era.

¿Dónde estamos?

Hoy esta promesa ya no existe.

En la actualidad, el promedio de duración de un trabajo es de 4,5 años cuando antes era de 40 años.

Ahora en muchas oficinas, las personas también trabajan como si estuvieran en una fábrica, realizando un trabajo industrial entre papeles y ordenadores porque todo el trabajo del día se centra en aumentar la productividad. Lo que deja poco espacio para la creatividad, la espontaneidad y la individualidad.

Incluso quienes deciden ir la universidad, obtener una graduación, un máster… si tienen suerte y consiguen un empleo, no está bien remunerado y no tienen nada garantizado a no ser que, algunos de ellos se marchen al extranjero.

Y aquí es donde inicia la era de los emprendedores. El emprendedor busca expresar la creatividad, la espontaneidad y la individualidad.

“Si encuentras un jefe que te dice lo que tienes que hacer, él o ella, siempre encontrará alguien más barato que tú para hacerlo”. Seth Godin

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La actualidad de la economía conectada

Eso ya no está funcionando porque nuestra economía ya ha cambiado, ya no vivimos en una economía industrializada, vivimos en una economía conectada.

La tecnología hace posible la conexión con personas, ideas o información de cualquier parte del mundo de manera instantánea.

Nuestras economía ya no está sólo en el pequeño pueblo o en la ciudad, sino en el mundo entero. Contamos con comercio globalizado en casi todos los aspectos.

La economía conectada de hoy, recompensa a ese grupo de personas diferentes, los emprendedores. Personas que ven las cosas de maneras diferente que no se conforman, que tienen ideas que nadie más tiene, personas que desean trabajan intensamente, pero saben que la manera antigua de hacer las cosas ya no funciona.

Ahora se recompensa por destacarse y llegar más lejos. Pero, ¿lejos en qué? Llegan más lejos conectando con otros. Los que conectan a una persona con otra persona y a un negocio con otro negocio, a un negocio con un producto o a un producto con una persona.

¿A dónde vamos?

Quienes aprenden a conectarse son los que van a tener éxito en esta economía conectada.

Esto ya no va a cambiar, ya cambió y las cosas ya no van a ser como solían ser.

Todo ese tiempo de lealtad a las personas que gobiernan los trabajos de otros, ha conllevado a tener un tipo de pensamiento que hay que cambiar a la hora de ser emprendedor. Hay que abrir la mente y aprender a cambiar el modo de pensar.

Ése es el verdadero trabajo del emprendedor, aprovechar las múltiples habilidades que tiene conectándolas con la nueva manera de pensar.

Por eso, si eliges ser emprendedor y aún no tienes la mentalidad para ello, te recomiendo que busques la formación y el aprendizaje para que emprendas tu carrera profesional. Una carrera que inicia con el crecimiento personal y el cambio de paradigma mental.

¿Sabes por qué? Porque lo más importante es que creas en ti, que conectes con tus habilidades y con tus talentos naturales.

Recuerda que por muchos años no se ha tenido espacio para la individualidad y se ha creído en otros, lo cual ha mermado la estima, la confianza y la seguridad en uno mismo.

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La buena comunicación desde el liderazgo personal

Comunicarse con uno mismo y con los demás con excelencia es liderar en la vida.

El líder es cualquier persona que decide ser excelente en todas las áreas de su vida y trabaja día a día para mejorar constantemente su excelencia.

Pero el ser líder no es una elección personal, sino que son los demás quienes se sienten atraídos por su excelencia y  lo eligen como un ejemplo a seguir o como alguien que inspira sus vidas. Y cuando le siguen y se inspiran con él, le hacen líder.  El líder, la única opción que tiene es trabajar día a día para mejorar.

Hoy os hablo de cómo actúa el líder a la hora de comunicarse con los demás bien sea en la empresa, con los hijos, con la familia, con los amigos o con cualquier persona con la que se comunique, o en cualquier situación que lidera en su vida.

  • Es una comunicador impecable, y sabe lo que tiene que decir: a quién, cuándo, dónde, cómo y para qué decirlo.
  • Sabe hablar con sinceridad y respeto lo estrictamente necesario, y sabe escuchar con mucha atención para saber cómo se sienten las personas con las que está. Y así actúa con conciencia para evitar que se extiendan rumores y habladurías, que no se adulteren las relaciones, que los problemas no se infecten y los malentendidos no crezcan.
  • El líder, ha hecho un trabajo interior y lo sigue haciendo cada día de su vida para conseguir esta excelencia. No cotillea, no se queja, no condena y jamás emplea palabras malsonantes porque es totalmente capaz de mantener su equilibrio interno en cualquier circunstancia.
  • Conoce que las palabas tienen mucho poder y a veces duelen, y por eso sabe discernir entre ser sincero y ser grosero o doliente con los demás y/o con uno mismo.  Sabe también que las palabras son virales y que su “vocabulario de líder” hace que mejoren sus propios niveles de energía e influye en los demás con el buen ejemplo.
  • Utiliza palabras positivas, de apoyo y aliento que muestran a los demás las posibilidades que tienen para romper sus limitaciones, y los anima a actuar desde sus propios valores y fortalezas a vivir con pasión la misión de sus vidas.

Y es que aquello en lo que pones la atención tiende a crecer, bien sea negativo o positivo, y allí donde van tus palabras tu energía fluye en la dirección que tú elijas.

¡Atrévete a liderar y mejorará tu vida!.

Practica diariamente y utiliza esas grandes herramientas que tienes: tu valor, tu constancia y tu paciencia. No permitas que se queden en el rincón del olvido porque con el tiempo se oxidan y cuesta mucho moverlas.