Una aventura única

Me dedico a entrenarme continuamente para la vida desde hace ya bastantes años, pues desde que nací hasta ahora que ya han pasado unos cuantos.

Cuando empecé a ser consciente, desde muy pequeña con 3 o 4 años, este lugar me llamaba tanto la atención que el resto de vivencias se que me iban quedando en un segundo plano porque no me resultaban tan emocionantes.

Y esta era mi actividad favorita: me quedaba mirando al resto de personas y me preguntaba que quiénes eran ellos y quién era yo, pues si yo me sentía y estaba ahí mirándolos y veía todo este montaje en primera persona, cómo lo verían ellos… vamos que pensaba en la diferencia que habría  de perspectivas o sentimientos, entre verlo «los otros» o yo. ¡Y quería verlo y sentirlo todo a la vez desde ambas partes!. Y venga, una y otra vez hasta que perdía la conciencia de mí misma, entraba en otro estado en el que yo me perdía como persona y cuando me daba cuenta, bajaba de golpe otra vez porque no sabía dónde me iba, y empezaba a decirme para bajar: soy Julia, me llamo Julia y me llaman Julia… o ¿quién soy?. Error (para mí entonces), que si hacía esta última pregunta, me volvía a ir otra vez y del impacto que me daba, volvía a bajar diciendo solo: soy Julia, soy Julia, soy Julia y… ¡por fin, esa era la clave para volver!,  y, al poco, volvía al estado de «normalidad». Esa era mi aventura personal, más alucinante que cualquier aventura pasada por «Los cinco» en los libros de Enid Byton.

Ese fue mi juego favorito, mi vivencia personal que nunca contaba a nadie porque nadie me contaba nunca algo igual, nunca escuchaba a los mayores conversar entre ellos sobre esto, ni tampoco a los pequeños. Me preguntaba si ellos se preguntarían lo mismo que yo, pero como nadie hablaba de ello pensaba o que era adoptada y eso me hacía ver las cosas así, o que venía de otro planeta porque ellos no veían o sentían lo que yo veía. Y, por si acaso venía de otro planeta y ellos no lo sabían, me callaba para que no lo descubrieran; y por si era adoptada y querían ocultármelo, me callaba también y pensaba que ya lo descubriría por mí misma más adelante. Con lo cual, decidí que de mayor quería ser detective, animada con todo lo que descubrían «Los cinco» y «Los siete secretos»; y Enid Blyton era para mí esa persona que sí entendía de descubrimientos y aventuras y las plasmaba en sus libros.

Había algo que fallaba y me faltaba en todo este pequeño gran mundo.

Ahora recordarlo es muy divertido porque imagino a un ser tan pequeño tomando contacto con el todo y haciéndose esas preguntas existenciales.

El entrenamiento continuó y continúa, un duro entrenamiento de fondo en el cual me he ido fortaleciendo; y las preguntas también continuaron ya con más respuestas.

Por ello, realmente, me hice «detective» investigando los misterios de este lugar, y las reacciones del ser humano en todos los aspectos de su vida. Y tengo mi consulta de detective privado para diversas causas y necesidades de cuantas personas acuden a ella, aunque para que se entienda mejor, en mi tarjeta dice: terapeuta.

Debe ser que por todo esto en mi consulta diaria, donde me dedico a ser «entrenadora para la vida», hoy en día muy conocido como «life coach» y psicoterapeuta, me gusta provocar en el otro un choque de conciencia.

El coaching o «entrenamiento» es el arte de provocar en el otro un choque de conciencia sobre cómo es su vida con la intención de iniciar un ejercicio de autorreflexión emocional, creencial y comportamental que implique siempre la búsqueda de potencial interior para encarar el cambio que realmente necesita.

El resultado final es una enseñanza vital que sitúa a la persona como la única responsable de su vida y la traslada a un estado óptimo de crecimiento personal.

Porque la única manera para se produzca un cambio social, es cambiando uno mismo primero, y la verdad es que no hay mucho tiempo. Así es que, solo tenemos dos opciones: cambiar o cambiar.

Ahí estoy todos los días, aportando mi granito de arena para que se produzca algo mejor en una sociedad y un mundo que merece cosas mejores y que, entre todos, podemos hacer para que ocurra.

Aunque han pasado muchos años desde aquella aventura mía que continúa, todavía nadie me ha hablado que le ocurriera lo mismo que a mí y tuviera una vivencia parecida. Os animo a que compartáis conmigo si os ha pasado esto desde bien pequeños, para realmente saber si vengo de otro planeta, o soy adoptada y todavía no lo he descubierto.

Buen día a todos.

0 comentarios en “Una aventura única”

  1. Maria gonzalez.

    De pequeña yo tambien me hacia preguntas, y me sentia extraña como si no perteneciera a este lugar, me encantaba volar y cuando lo intentaba alguien me sujetaba hasta dejarme en el suelo, tambien veía una imagen que en mi casa nadie veia, y cuando lo cuento me dicen que lo he soñado.

    Julia yo ya sabía que tu eras de otro planeta, un abrazo.

  2. Ante ese tipo de reflexiones de autodescubrimeitno, cambio y superación deseo compartir un bello poema de Jairo Anibal niño llamado «Usted»:
    «Usted
    que es una persona adulta
    – y por lo tanto-
    sensata, madura, razonable,
    con una gran experiencia
    y que sabe muchas cosas,
    ¿qué quiere ser cuando sea niño?»

  3. Me ha encantado. Si…puede ser que yo tambien pensase de pequeña que era adoptada….o quizás no llegue tan lejos pero si puedo decirte que yo tambien miraba de esa manera a la gente. Me preguntaba (y sigo preguntandome) quien era yo entre tanta gente. Si alguien era consciente de quien era el mismo o los demas. No se , cuando me dejaba llevar por estos pensamientos se me hacia todo un poco dificil de llevar e intentaba volver a la realidad. Siempre he pensado que era la unica que tenia estos pensamientos….ufffff que alivio he sentido al saber que no soy la unica. Gracias Julia.

  4. De momento puedo decirte que debo de ser yo la que es de otro planeta, pues en esa época de los 5, vivía otros sueños, otras fantasías….

    Y desde hace unos años, intentando estar en la realidad y ¿qué es la realidad? 😉

  5. Y yo que pensaba que era yo la detective de pequeña…Me has hecho revivir mi infancia en un momento, yo tambien disfrutaba de esas lecturas, las deboraba, las vivia porque yo hubiese querido que los 5 fueran 6, ya me entiendes, yo era la sexta, y no entendia porque solo ellos podian disfrutar de esas aventuras tan emocionantes y yo me limitaba a ir al cole y al «callejon» a jugar con mis amigas. Ayer mismo me preguntaba mi hijo de 7 años que de que me hubiese gustado trabajar si no hubiese sido «vendedora de taper» como el dice y sabes que le conteste: que me hubiese gustado trabajar con la gente y me pregunto que con que gente y le dije: pues un trabajo que me permitiera relacionarme con la gente, pues me encanta escuchar, me encanta poder ayudar, poder compartir vivencias , acercarme a las personas y aprender de ellas… de la vida. Que pases un buen dia. Un beso

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